29 de julio de 2010

Ellos

- Quedate un ratito más, por favor. Dijo ella casi susurrando.
Él, casi suspirando pero con notable dulzura largó al aire un casi inaudible "Está bien", mientras le acariciaba la sien, corriendo el mechón de blondo cabello enrulado que se dejaba caer sobre sus mejillas.

Ella nunca supo cuanto tiempo más se quedo a su lado porque las mieles del sueño se apoderaron de sus sentidos y la hicieron descender en caída libre a las profundidades de la onírica vida. Ya estaba en ese mágico lugar donde nada es imposible y donde lo verdaderamente aterrador nunca podrá pasar la censura.

Él, con la mirada tierna y una sonrisa orgullosa que se esbozaba en su rostro, le acarició nuevamente la cabeza y la tapó con el acolchado hasta el cuello. La besó en la frente y tras apagar la luz, se fue a su cuarto.

Su esposa lo esperaba, y al llegar le dijo: -¿Se durmió la nena?

1 comentario:

Astrid dijo...

algún día llegará!!! Compartimos el sueño...